En el centro del misterio de los orígenes del leonberger se encuentra a un personaje muy coloreado, Heinrich Essig (1808 – 1889), que estaba famoso en Leonberg, la aldea donde se había establecido, a una quincena de kilómetros de Stuttgart, en lo que era entonces el reino de Wurtemberg : era uno de los concejales de la ciudad. Essig, que hacía alarde del título de “barón de Leonberg” cuando estaba en el extranjero, habría creado la raza a partir del Landseer y del San Bernardo, cruce que él habría después enriquecido de montaña de los Pirineos, todo eso para conducir al leonberger mientras que deseaba un perro enteramente blanco. Ahora bien, cruzar perros negros y blancos o rojizos y blancos para conseguir un perro enteramente coloreado de rojizo carbón parece difícil. Según las leyes de la genética, ¡es imposible!

En cambio, hay que reconocer que Essig hizo conocer el leonberger en el mundo entero, regalando particularmente un espécimen a todas las celebridades del momento (tal el emperador Napoleón III). Essig estaba además al frente de una extensa cría, la cual habría producido anualmente entre doscientos y trescientos perros, ¡y eso durante cuarenta años! Pero se observará que no permaneció casi ninguna huella después de su muerte, que él no encontró ningún reproductor para hacer continuar los linajes.

De todas estas contradicciones, recordaremos que Heinrich Essig no puede ser el verdadero creador del leonberger. Fue ante todo un comerciante muy sensato, dotado de un sentido agudo de las relaciones públicas, experto en golpes publicitarios. Un hecho parece flagrante de todas maneras es que se las ingenió para borrar el rastro a fin de ocultar la verdadera naturaleza de su actividad, a saber que vendía grandes perros de orígenes variados de los que numerosos seguramente eran producidos por él pero no eran objeto de ninguna verdadera selección dirigida. Lo que creó, es una “etiqueta”, una “marca” : el leonberger, pero sin duda la raza.

La hipótesis que ella es perfectamente verosímil y más generalmente admitida es que el leonberger debe ser descendiente del antiguo “perro de los Alpes”, una raza mencionada por varios autores, tales como Delabarre-Blaine (1803), Gayot (1867), Pertus (1893), y que era extendida de los Alpes de los Grisones a Austria. Esta raza habría sido abandonada en estas regiones a causa de la desaparición de los grandes depredadores : osos, lobos, linces... Pero, durante muchos siglos, su principal centro de difusión en Alemania habría sido la ciudad de Leonberg, cuyo mercado de perros es conocido desde el siglo XIII.

Por otra parte, varios elementos permiten confirmar la localisación austríaca de este “perro de los Alpes”, precurso del leonberger : el profesor von Schulmuth, de Viena, pudo encontrar, en los archivos de los príncipes de Metternich, la mención de criaderos de perros de montaña parecidos al leonberger, desde 1625 ; en cuanto al doctor Luquet, señala en un importante estudio destinado a la raza que María Antonieta (de origen austríaco) habría poseído un espécimen de fuerte tallado..

Del “periodo Essig”, recordaremos dos fechas : en 1846, un espécimen de leonberger es presentado por la primera vez ; en 1863, en una clase creada para la raza, varios súbditos obtienen premios en la exposición de Hamburgo..

El primer estándar es definido por Albert Kull en 1895.

La raza casi desaparece durante la Primera Guerra Mundial, pero encontrará en Stadelmann y Josenhans los artesanos de su renacer a partir de 1922. Una nueva asociación la “Agrupación de Ganaderos de Perros Leonberger”, selecciona entonces cinco súbditos bien típicos y consigue, en cuatro años, controlar un ganado de trescientos cincuenta súbditos. En esa época, Stadelmann abre el primer Libro de los Orígenes.

El leonberger no acabó por eso con las dificultades : al concluir la Segunda Guerra Mundial, sus aficionados pueden constatar hasta que punto su población fue diezmada. La Federación Cinológica Internacional (FCI) reconoce la raza en 1949, pero hay que esperar 1958 para que sus efectivos vuelvan a ser tan importantes como durante el período de entreguerras.

El leonberger está presente en Francia desde 1896. Durante varios años, perros de una cría de la región de París fueron presentados en la exposición de la capital y lograron todos los primeros premios. El doctor Pierre Mégnin, quien estudió de cerca estos súbditos y tradujo el estándar redactado en 1895 por Kull, hizo conocer la raza en Francia.